Discurso de Graduación: Prepa Tec Campus Colima

De principios y fines

Discurso de graduación;
a toda mi generación, y a cada segundo de estos tres años.
(16/03/11)

“No conozco a la mitad de ustedes la mitad de lo que quisiera, y lo que yo quisiera no es ni la mitad de lo que la mitad de ustedes merece.” John Ronald Reuel Tolkien

Hace más o menos tres años, en el preámbulo de graduación de la secundaria, el último día de clases, estuvimos en un cuarto cerrado; como este. Entonces, la dinámica fue hablar sobre lo que sentíamos, cerrar conflictos con nuestros compañeros, y salir en paz. Isaac habló, me acuerdo bien, y citó a Alberto Escobar con la canción “Coincidir”. Dijo, “Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… y coincidir”, que había sido un placer coincidir con nosotros en este instante de la vida, y muchas gracias por todas las experiencias.

Bueno, no puedo sino concordar con Isaac de hace tres años; ha sido un placer cada experiencia que he vivido desde entonces hasta aquí, y ha sido un placer cada persona que ha estado en cada una (aún si fue muy adyacente). Por eso: muchas gracias. Sin embargo, ni Isaac, ni nadie aquí presente, me dejará mentirles, y si algo hemos aprendido a lo largo de la prepa, es que coincidencias no hay. Cada uno de ustedes, cada uno de los que estamos parados en esta habitación, está aquí como producto de todo lo que ha hecho en la vida; no podría ser de otra forma, no existe otra forma, no es un azar del destino que cada uno de nosotros llegásemos a la habitación. Estamos aquí por una razón muy lejos de incidental, y no podría importarme menos cuál es. El universo es una máquina de engranes, y cada decisión que hemos tomado en nuestra vida (sobre todo las minúsculas) nos han traído hasta este lugar. Y estoy feliz de verlos a la cara, verlos verme aquí, frente a ustedes, y saber que en la vida, he tomado todas las decisiones correctas: Ninguna otra me tendría aquí.

Las cosas pequeñas, ¿acaso hay algo más grande que eso?

La graduación será hiel y miel para todos nosotros, en las diferentes medidas que nos permitimos. Dejando a un lado partidos, creo que, sea cual sea la postura de cada uno, sí debe ser, primeramente, un momento de gratitud. Así como estoy y estuve, y estoy y estuve para que se lleven un poco de mí con ustedes, justo así están y estuvieron; y por eso mismo yo me llevo un poco de ustedes a donde voy. Somos canales de experiencias y conocimientos, y cuando hablo contigo, experimento en ti todo lo que has experimentado en todos. Nos siento cuando siento a uno de nosotros: somos humanidad en conciencia colectiva. Por eso, en toda la interacción de los últimos tres años, generación, les he aprendido más a ustedes que a todos los libros de texto desde mi educación primaria. A esos les aprendo conocimiento; a ustedes les aprendo vida. Por eso, también, gracias.

Sé que somos muchos los agobiados por las elecciones que tenemos que tomar ahora, comenzando por aquí, firma de diplomas, acto simbólico del principio del fin. Salir de nuestra zona de confort. Carreras, profesiones, escogerte una vida que se acomode a ti, o acomodarte a una vida que te convenga escogerte. Algunos estamos seguros, otros estamos perdidos, otros estuvimos seguros, y ahora estamos perdidos en nuestra seguridad. Sí, vienen elecciones, pero déjenme decirles que la elección que tanto nos agobia es, en realidad, más importante, y a la vez, más insignificante de lo que nos imaginamos.

Cierto, es importante ser cautelosos con lo que haremos al salir de esta puerta; cautelosos al salir de manera definitiva de la reja rojiza donde la caseta de policía. Es importante escoger con sabiduría (bueno, con introspección) qué vamos a estudiar, qué vamos a hacer si no vamos a estudiar, qué queremos (qué queremos tener, y ser). La importancia está, sin embargo, en elegir el curso de un destino inevitable. Despreocúpense, en serio, sobre si lo que decidan hoy, o alguno de estos días, va a definirlos a ustedes el resto de sus vidas. No. No lo hará. Desde la opinión de un servidor que, a falta de experiencia, tiene mucha fe: no lo hará. Al final, serás quien eres. Serán quien son. Es una realidad que un enorme sector de los egresados de las carreras no se dedica a lo que estudió, de todas formas. Tu elección no es tu sentencia. De una manera u otra, al final, sí: serás quien siempre fuiste. La elección que tomarás es, sin embargo, cómo llegar a ese lugar al que llegarás de todas formas. Mi consejo es: escojan el más placentero.

Sólo, ¡por favor!, no escojan por títulos. Quiero tocar brevemente este tema porque es en serio, un ingeniero no es mejor que un licenciado; un licenciado no es mejor que un ingeniero; no están peleados. El mérito es estudiar, lo que estudies es irrelevante. Serás mejor, porque eres mejor persona. Un título no te hace nadie; no, es más: un título te hace nadie. Y si quieres ser alguien en la vida, te recomendaré que seas grande en todo lo que ves pequeño. La única forma de ser un gran ingeniero será ayudando a recoger los papeles que se le cayeron a tu empleado; la única forma de ser un gran licenciado será mirando a los ojos al subordinado que le estrechas la mano. La grandeza será sólo personal; el título no importa. ¿Quieren ser grandes? Séanlo de corazón; o no lo sean nunca.

Y si después de graduarnos tengo la desdicha de no cruzarme otra vez con alguno de los que está escuchándome en este mismo instante; quiero darles un consejo de vida. Un consejo de vida de alguien que apenas ha vivido dieciocho años, pero, reitero, compensa con fe lo que le falta en experiencia. Mi consejo es: En la vida, bajo cualquier circunstancia, pase lo que pase, de manera inevitable, sin pausas, sin descansos, sin excepciones, con sinceridad, amen. Amen al que está sentado junto a ustedes, amen al que van a ver pasar dos segundos y jamás volverán a saber de él, amen a quien es todos siendo nadie. Amen a sus padres, amen a sus compañeros, amen a su planeta. Amen a sus superiores y a sus subordinados, amen a sus semejantes y a sus diferentes, amen al bienhechor y al malhechor, amen a sus parejas, amen a sus hijos, ámense ustedes. En la vida, sólo amen. Amen sin reproche, desaten su corazón, jamás se midan en lo que brindan de amor. Amen y serán ricos. Amen y serán felices. Amen y serán dioses.

Si aman, tendrán la respuesta a todas las preguntas que se harán alguna vez en la vida; bueno, a las que importan, y se darán cuenta de cuáles nunca tuvieron sentido haberlas preguntado. Creo con intensidad que el amor es la respuesta a todas las plegarias de todas las personas de todo el mundo. Amar es vivir en armonía como sólo se ha imaginado. Amar es ser feliz, y hacer feliz. Amar es una decisión: ¡Decidan amar! Porque el amor es el factor determinante, es la diferencia que hace falta para vivir de manera digna en este mundo. El amor es ese algo que nunca parecemos descifrar que falta. El amor es el sabor, pero el buen sabor. El amor será lo que te dará todo; no tu título, no tu capital, no tu currículum: tu amor. El amor los hará libres.

Si cuando salgan de aquí, todos ustedes aman; acabo de cambiar al mundo.

Muchas gracias.

Prólogo

Sístole y diástole;
exhala.
Beso bohemio
en labio francés.
Pestañeo,
sobriedad adúltera,
alucinación.
Repetición subsecuente.

La reliquia de la vida
es la poesía
de un beso empedernido.
El amor de tinta
ahora es de pixeles.
Haz el amor con tu arte,
y el arte con tu amor.

Furor,
fulgor,
finura.
L'amour c'est tout.
(Tout c'est toi!)

Oblícuo contenedor,
ambíguo,
tentativo.
¡Vértigo en la espina dorsal!

Y sístole y diástole.