Espero que se vuelva a enamorar.
Que sea de otro, su corazón dorado;
De algún otro, aunque no sea mío;
De alguien, pero no errante, solitario.
Que vuele en las alturas, cual bello cupido,
Mas elevado sea por otro soñador anuente.
Y que su vida sean matices coloridos
Y sus noches preciosos tesoros refulgentes.
Sea ya por un ángel que a la par brille,
O por un simple amante empedernido;
Mas de alguno ha de ser su amor divino,
Y de su alma, un esclavo inadvertido.
En la aterradora incertidumbre suya,
Que el mañana sea un sol radiante;
Y que en las noches escarchadas de ella,
Yazca en su regazo algún amante.
Cuando el oscuro en sus ojos se pierda,
Y sea de su oído nada, mas que carne:
Que sienta a su lado el calor de una estrella;
Y en su mano, otra que a la vida alarme.
Secadas sean sus tan ausentes lágrimas,
Si su frente toca suelo, y su orgullo mausoleo.
Y revividas sean sus esperanzas y proezas
Con solo una palabra de entrañable aliento.
En tonos cándidos, sea su sonrisa pintada
Con el austero amor profesado de su boca.
Y en cada mañana, su mirada resplandezca
Ante el simplista beso que su labio evoca.
Que en su vientre revoloteé la confusión
Al sus pupilas encontrarse, taciturnas.
Y que en su pecho arda el flujo de emoción
Al tentarse entrelazadas, sus almas siempre diurnas.
Si, que sea a otro, su amor afable,
Aún si no es mío, que sea de alguien afuera.
Que por siempre sea inconmensurable,
El gozo que en su vida perennemente se aferra.
Espero que se vuelva a enamorar
Aunque no sea conmigo
Lo que ya dije tantas veces, cantado de la boca del mismo Enrique Bunbury... -Que, curiosamente, resulta ser uno de los cantantes favoritos de la mujer a quien se lo dedico.-
A placer,
puedes tomarte el tiempo necesario,
que por mi parte yo estare esperando
el día en que te decidas a volver,
y ser feliz como antes fuimos.
Se muy bien
que, como yo, estarás sufriendo a diario
la soledad de dos amantes que al dejarse
están luchando cada quién por no encontrarse.
Y no es por eso
que halla dejado quererte un solo día.
Estoy contigo aunque estes lejos de mi vida,
por tu felicidad
a costa de la mía.
Pero si ahora tienes
tan solo la mitad del gran amor
que aún te tengo,
puedes jurar que al que te tiene lo bendigo;
quiero que seas feliz
aunque no sea conmigo.
Y no es por eso
que halla dejado quererte un solo día.
Estoy contigo aunque estes lejos de mi vida,
por tu felicidad
a costa de la mía.
Pero si ahora tienes
tan solo la mitad del gran amor
que aún te tengo,
puedes jurar que al que te tiene lo bendigo;
quiero que seas feliz
aunque no sea conmigo.