Lo último

Háblame, si es necesario grítame. Desahoga tu ser en palabras, yo escucharé. Háblame hasta desgastarme por completo mis oídos. De esa forma, aunque te vallas, aunque desaparezcas, el dulce sonido de tu voz será lo último que escucharé.
Mírame, mírame con desdén, con odio si es necesario. Mírame a los ojos y yo a los tuyos miraré. No importa, mírame hasta que me desgastes por completo los ojos. De esa forma aunque te vallas, aunque nunca regreses, seré feliz. Pues aún estando solo, serán tus bellos ojos lo último que veré.

De esta forma, aunque me abandones, aunque muera solo, te recordaré. Pues aunque fuiste lo último que vi, aunque fuiste lo último que oí, podré engañarme a mí mismo y fingir que nunca te fuiste. Fingir que estás conmigo. Fingir que soy feliz.

Good night, honey

De alguna manera siempre había sido el mejor cuando de perdonar se trata. De alguna forma siempre encontraba la paciencia, tenía tal virtud. Pero, supongo que todos tienen un limite, ¿Cierto?

¿Qué puedo decir? Exploté. Es que simplemente me obligó a hacerlo. Día tras día, tenía que soportarlo. Ese aire de idiotez. Esa cara, esa sonrisa. Simplemente que su sonrisa estúpida me insultaba. Se burlaba de mí, yo lo sé. Todo el tiempo, a todas horas. Su mirada, su aire de mediocridad. Su actitud de inmadurez y cada frase que decía. Todo me insultaba, yo se que por eso lo hacía.

Pero llega un momento en el que uno ya no lo tolera más. Ella, ella se burló de mí. Y la perdoné, sí. Pero lo hizo día tras día, hora tras hora. Cada que abría la boca, tenía que hacerlo. Cada que reía. Cada que me miraba, o simplemente respiraba. ¡Ella me insultaba! Se burlaba del amor que una vez llegué a sentir por ella. Desde que la vi por primera vez, seguro desde entonces se burla de mí. ¿No fue acaso en octubre? ¡Cuánto ha sucedido desde entonces! Mucha gracia le daba ver mi sufrimiento. Que gracia le debió dar al tirar mis poemas. Cómo ha de haber reído cuando le dije que la amaba. Cuanto debió de gozar al ver mis lágrimas. Y como se ha de reír en este mismo instante, en sus sueños. ¡Maldita sea!

Y heme aquí. Simplemente loco. Un tanto ebrio en mi demencia. Buscando paz donde hay vacío. Sólo hay algo que me puede calmar. Que me hará descansar. Y reparar mi orgullo, tan destruido. Su maldita estupidez me persigue cada que cierro los ojos. Cada que miro a un lado. Que detestable encuentro su arrogancia. Y cómo pregona lo poco que le llegué a importar. Lo poco que mi dolor le significo.

Quizá es por eso que me encuentro aquí, ahora. En algún punto de la madrugada, y únicamente escuchando el sonido del reloj en la pared. Ese incesante segundero. Siempre he detestado ese sonido, ese incansable tic, tac.

Cuando pongo más atención puedo oír sus respiros. Esos respiros con insolencia, con burla. Cuan detestable los encuentro, tan egoístas. Y ese segundero, ese maldito segundero. Sonando una y otra vez, como si me apresurara. Aún tapándome los oídos, lo escucho. Sí, ahí está, lo escucho. Resonando en lo más profundo de mi paranoia. Marcándome la hora para actuar. Y ella ahí, descansando. Como me insulta su maldita paz. Ésa paz que no encuentro en ningún lado. Como la detesto.

Y aquí estoy, junto a su cama. Y mi cara no está a un palmo de la suya. Y puedo sentir su respiración en mi cara. Puedo sentir su cabello en mi mano, deslizándose entre mis dedos. Y con mis dedos toco su rostro. Y siento su frialdad en mi mano. Ahora va bajando mi mano por su mejilla. ¡Maldito su rostro egoísta!

Es el momento. Nunca mi corazón ha latido tan fuertemente. Y nunca mi mente había fijado tanto un pensamiento. Me he perdido completamente en mi demencia. Mi cabeza no dicta otro mínimo pensamiento. Y estoy enteramente programado, listo. Mi mano desciende sutilmente. Puedo sentir algunas gotas de su sudor. Y me detengo en su cuello. Y el segundero me apresura, podría jurar que hoy va más rápido. Será que Dios está tan impaciente como yo. Y me detengo sólo por un instante. Siento el deseo tan fuertemente. ¡Estoy completamente perdido!

Una enorme sonrisa, un tanto macabra, se dibuja en mi rostro. Casi puedo verme. Me siento tan… realizado. Siento que mi vida entera he esperado este momento. ¡Asfixio! Ahogo su cuello. Con todas mis fuerzas oprimo su garganta. Y ella abre los ojos de par en par. ¡Que bien! Mira mi rostro, ve mi cara. ¡Observa mi satisfacción! Ha de estar perpleja. Como deseaba ver esa expresión. Esto es la dicha que siempre he deseado gozar.

Y mi boca, sedienta de su sangre. Y mis ojos anhelando su expresión de dolor. Y mis manos temblando de la emoción. Puedo ver su estúpido rostro notar la asfixia. Y se siente tan bien.

Estoy arrebatando su vida. Y la veo morir. La adrenalina me invade. El deseo de su espanto, es tan incontenible. Deseo profundamente gritar de emoción. Soltar una carcajada hilarante. Reírme en su ego centrista cara. Ella forcejea descontroladamente. Con sus débiles manos intenta mover mi cuerpo, inútilmente. ¡Que idiota! Abre su boca en un desesperado intento de ayuda. Quisiera que grite y así notar su dolor en mis oídos, y grabarme su desgarrador grito en mi memoria, por siempre. ¡Ojala gritase! Y ojala notase que nadie la escucharía. No hay nadie que venga a ayudarla. Está completamente sola. Pero no. De su boca no sale un solo sonido.

La desesperación en su rostro me llena. Como forcejea por ese aire que necesita. Como se desespera por conseguir eso que le he quitado. Ahora entiende lo que sentí. Este es el fin. Puedo notar como sus fuerzas se debilitan a cada momento. Un sudor frío recorre su cara. Oh, dichoso espanto. Siento una enorme dicha. Sí, la he matado.

Y miro como cierra los ojos. Y como su mano pierde fuerza y cae. Ahora su brazo cuelga de la cama. Y yo me siento omnipotente. Soy tan feliz. Estoy totalmente ebrio en locura. Y dejo de presionar su garganta.

Ahora su cara ha perdido completamente la luz. Me he quedado ya un par de minutos observando su rostro. Ya no expresa nada. Es solo una vaga muñeca. Ya no veo ese aire de inmadurez, y su ególatra mirada. Ya se ha desvanecido. Y el segundero se ha vuelto completamente inaudible. El segundero se ha desvanecido algún punto de mi demencia. Y la sonrisa en mi rostro es totalmente imborrable. El cuarto a obscuras, y el silencio total, me dan un aire de paz. Ya me siento bien. Todo está bien, al final.







Necro-escrito que escribí hace un tiempecillo. Despechado y embriagado en un profundo desamor. Aquí los resultados...

Bienvenidos

En fin. Como veo que todos los que se hacen un blog hacen esto, pues yo tambien.


Pues eso, que este es mi blog. Iré actualizándolo con lo que se me valla ocurriendo. No esperen mucho, pero tampoco esperen poco...

Pues eso, y bienvenidos!

Prólogo

Sístole y diástole;
exhala.
Beso bohemio
en labio francés.
Pestañeo,
sobriedad adúltera,
alucinación.
Repetición subsecuente.

La reliquia de la vida
es la poesía
de un beso empedernido.
El amor de tinta
ahora es de pixeles.
Haz el amor con tu arte,
y el arte con tu amor.

Furor,
fulgor,
finura.
L'amour c'est tout.
(Tout c'est toi!)

Oblícuo contenedor,
ambíguo,
tentativo.
¡Vértigo en la espina dorsal!

Y sístole y diástole.